sábado, 30 de enero de 2010

Quinto Real

La carrera trascurrirá por el paraje denominado Quinto Real. Se trata de un bosque de hayas situado al noroeste de Navarra. Los valles pirenaicos de Baztán, Erro, Esteríbar y Alduides comparten la propiedad de este espacio natural surcado de regatas. Sus características hacen de este espacio una de las extensiones boscosas más importantes de Navarra. Atravesado por el río Arga, este extenso paraje esconde rincones singulares como las ruinas de la Real Fábrica de armas de Eugi o el hayedo de Odia.


Dominado por el monte Adi, es un espacio privilegiado tal como recuerda su nombre. Un topónimo con historia ya que proviene de la Edad Media. La quinta era en la época (siglo XIII) la parte que se pagaba a los reyes navarros en concepto de aprovechamiento de pastos y monte. La riqueza natural de este rincón se traduce en una flora y fauna muy variadas. Entre todas las especies animales destacan las palomas, halcones peregrinos y buitres leonados que dominan los cielos de Quinto Real mientras ciervos, corzos y jabalíes habitan en sus suelos. Precisamente las palomas de pasa y los ciervos son los reyes del otoño protagonizando escenas llenas de encanto. Así, en la época de pasa, en el cercano Etxalar se puede disfrutar de la ancestral tradición de la caza con redes. Por su parte, los ciervos ponen el sonido al bosque. Se trata de la berrea. En época de celo, los ciervos machos tratan de conquistar a las hembras con sus particulares antífonas, preludio de la lucha que disputarán por convertirse en el macho dominante.

Otra de las particularidades de Quinto Real es que en su interior nacen numerosos manantiales de agua fresca y ríos con marcado carácter como el Arga. Este río abastece a Pamplona a través del embalse de Eugi. Su uso impide a este espacio su utilización recreativa pero la estampa de la localidad de Eugi reflejándose en las aguas azules del pantano resulta portentosa. En el fondo de este embalse reposan los restos de la antigua fábrica de armas de Eugi. No obstante, los restos de una más moderna y anterior a la de Orbaitzeta se esconden bajo la hiedra en el corazón del bosque de Quinto Real. Esta ferrería se construyó en el siglo XVI y cerró sus puertas un siglo más tarde al agotarse sus recursos.
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